Aprovechando la garve ausencia en el blog de estos días dejamos para ustedes un muy agradecida y buena colaboración de los compañeros de la Revista Salamandra de Oaxaca. Leí estos textos con mucho gusto. Espero sea igual para ustedes.
Amor es cosa de penas
…jazmines en los labios, madrigales;
cual naciente poema llegas, Niño,
haciendo al alma y corazón un guiño;
te postras en rincones entrañables.
Cambïas las costumbres matinales,
el pensamiento se le debe al niño,
quien no sabe ni de sayón ni armiño,
por dedicarse a cantar dulces males.
Difícil de volar no es el vuelo,
tampoco desplegar las alas nuevas;
sino aterrizar en firme süelo:
es el amor precoz profundo duelo;
que en hermoso nacer da aliento y levas,
y en su müerte da pena y desvelo.
Indira Villanueva (1982)
Porque nació la muerte?
De arena nos formamos
y nos formamos de Amor
en los dedos del dios que no nació,
del dios que existe
y apareció en lo alto
donde los torbellinos de cenizas
no existen
en lo alto donde el universo
no es cielo
la noche canta;
y nos formamos de amor
La noche y las plegarias
despegan segmentos del alma
alma disuelta en ecos de llanto,
la muerte nace en el pico del aire
cuando las palabras agonizan
y los pétalos de la luna caen
Nace la muerte en el sonido, en los labios
Y su pretexto es querer vivir.
Sonia Prudente López (1988)
***
Se desprende el pasado
como una huella temblorosa,
una presencia que es
apenas percibida
por las épocas.
_Rastros de la luz
que ondean en la niebla_.
El tiempo que se agita
se contempla,
Se desplaza:
Lo que hoy es,
observando su entropía.
Guillermo García (1984)
El puente
Me detengo a mitad del puente frágil y colgante.
Unas personas van, otras vienen acompañadas de su sombra
Cansada, inmortal, estresada como una locomotora de carne
Navegando hacia los confines de la tierra.
El sonido monótono de los autos hace retumbar mis oídos.
Solo quiero un respiro limpio, una gota de lluvia fina y fresca
Solo quiero no ver al niño indigente, al anciano dilapidado,
A la juventud envilecida, a las almas desgastadas, al hombre necesitado.
Me detengo a la mitad del puente cuando es primavera
Y la lluvia viene, y las flores nacen, pero todo es de plástico
Me detengo a la mitad del puente artificial y elástico.
Sería sano cuestionarse antes de lanzarse al vacío de los sueños,
¿Seguir el camino de promesas y de espinas?
O ¿brincar el charco de agua salada y sucia?
Sería bueno preguntarse
Cada que oscurece, de mis pasos perdidos, de mis manos
Deteniendo un puñal, de mis ojos gritando de frío.
No quiero ser autómata enajenado en el paraíso,
Traspasado, vendido, humillado sin reparar,
Explotado y mutilado sin cesar;
Donde se habite un desierto multiplicado de desigualdad
No quiero que sigan estos infortunios.
No quiero que el humano perezca en el intento,
Más que siga su natural crecimiento
Sin exclusión, sin crueldad del prójimo perverso.
Por eso cada mañana levanto mi mano
Continúo la lucha de la tierra prometida,
De la fraternidad que nos han robado, que está perdida
Y que se esconde en la esperanza del humano.
Y mis pasos se aceleran, mi corazón grita de hambre
De sed, de soledad, de frío
En las tinieblas del pasado, en las penumbras del abismo
Que derrama agua y aceite con olor de podrido
Están en las ventanas miles de caras de niños
Con banderas verdes y con perfume de rocío
Están en las calles los hombres que construyen veredas,
Están las mujeres
Que forjan senderos, que viven, sienten, se enamoran
Lloran, se arrepienten.
Está la madre, está el padre; está la luna, está el sol.
Yo sigo en el puente incierto.
A lo lejos entonan al unísono una canción humana
Que asoma lentamente su cara fragmentada
Con notas fuertes de dolor y angustia
Con partituras de esperanza y candescencia
Brindando infinitos espectáculos de pasión desgarrada
Por un segundo más, me detengo a la mitad del puente frágil y colgante.
Debajo de mí empieza a correr un río que se lleva las cenizas,
Las mentiras, la traición, el egoísmo.
Y empieza la marea, el terremoto, las tormentas
Todos corren en todos sentidos, brincan en el nuevo mundo.
Después de un milenio que estuve dormida,
En esta tarde me voy y vengo.
Con una sonrisa de uva avanzo hacia la casa que no es mía,
Dejando huellas en el tiempo, en el infierno,
En el presente, en el silencio fugaz y,
En el siempre acre del puente colgante y eterno.
Alicia Alcayaga B.(1985)
3 comentarios:
Qué bueno que haya nuevos poemas acá, me gustaron todos, el cuarto más; me agrada ver un soneto al principio. Disfruté al leerlos.
Hermosas palabras.
Saludos!
Hey cabrón. Aqui di con tu blog. Ya diske subi algo al mio. Ahi estamos en contacto.
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