martes, abril 10, 2007

Saltemos/Eliud Delgado

Saltemos

a las calles,
para beber sus pociones
por los ojos,
en instantáneas capturar
las visiones que provocan:

el descenso
a grutas artificiales
con plataformas flanqueadas
por túneles oscuros,
donde surgen y se pierden
rieles electrificados
que traen y se llevan trenes,
cargados de multitudes
a las que, como oráculos,
hasta sus destinos guían;

emerger de la vertiginosa
aceleración subterránea,
oír el repetido murmullo
de las cajas abriendo, cerrando,
registrar y sonar su cascabel
al devorar metal acuñado
que se resbala de los dedos
si las tiendas ensamblan en serie
conjuros de lo irrepetible.

Lamentar creer tal prestidigitación,
que extermina a los hijos flacos
del destino al que guían los oráculos:
nuestro inevitable aquelarre
con la gorda bruja Usura,
que da a luz cada quince días
y se ríe de los esfuerzos
por acrecentar sus camadas.


Subamos
hasta las soledades
donde las palabras
revelan sus hilos,
con que se cosen los días,
para zurcir aureolas secretas
a nuestras frentes asoleadas
de esperar beber elixires,
destilados de los jugos cotidianos
antes de volverse veneno;
y desde ahí, empinemos la mirada
por los bordes inauditos de los días,
antes de que intenten devorarnos
sus precipicios.