lunes, octubre 29, 2007

Poetas de Fuego Azul y el Centro Cultural La Pirámide
invitan al
CURSO - TALLER
ESPACIOS POÉTICOS
IMPARTE: RODOLFO HINOSTROZA1

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Cinco sesiones:
del 5 al 9 de noviembre
de 19:00 a 21:30 hrs.
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TEMARIO:
1.-GUILLAUME APOLLINAIRE
2.-STEPHANE MALLARMÉ
3.-CARLOS OQUENDO DE AMAT
4.-CORAL BRACHO
5.-LA GENERACIÓN DEL SESENTA EN PERÚ:
ANTONIO CISNEROS, MIRKO LAUER, CÉSAR CALVO,
JAVIER HERAUD Y RODOLFO HINOSTROZA.
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Se revisarán los textos poéticos de los participantes.
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COSTO $500.00CENTRO CULTURAL La Pirámide. Metro San Antonio (línea 7) - cerrada la Pirámide s/n, esq. calle 24, frente a Eje 5 Gigante informes: Leticia Luna letimoon@yahoo.com.mx tel: 5519-8667 cel.: 04455-2671-9941 Jocelyn Pantoja: 0445540343855

lunes, octubre 22, 2007

Fórceps/Allan Mills

Fórceps


Pasado este tiempo
sé que no me pretendo un tipo afectado,
soy tosco, voy al hueso,
punzo, dejo manchas y un olor específico
venido de esa dureza hinchándome;
mi falo para entrar arriba,
en aquel espacio que no me está reservado,
pues no soy sublime
y nada merezco, cero.


Si apenas ando, con penas y sin
la pena mayor, puesto que no pertenece
a esta estampa de flacura sin hambre,
cuya afectación única y horrenda consiste
en cierta maña de escribir versos:
la sed por estar siempre adentro,
en tal remedo del rincón húmedo e inicial:
pinches palabras: ya no hablan.


Voy al hueso o quiero ir.


Mi deseo es entrar tanto, penetrar,
lastimar si es posible, moliendo músculo,
surtir un dolor babeante y alimentarme:
avanzar, ir ahí, es decir, quebrar
y quebrarme entrando más allá:
rasgar esa humedad silente que separa.


Ando con la gana de volver
de reintegrarme a los jugos del silencio
de donde, lo juro, lo juro dos veces, no quería salir.

Ya digo y lo saben,
que soy algo que nació cuando nadie esperaba,
fui extraído del agujero esencial con un fórceps
y con un médico que no supo qué decir
(ni felicitación ni caricia)
pues la pobre osamenta de mi madre era notoria
y yo el palmario bulto que iba a chuparle la vida
(como lo he venido haciendo sin descanso).


Aquel médico tampoco era un tipo sublime,
quizás por eso lo entiendo, hay empatía
y su recuerdo no me miente, ni sus ojos,
yo sé que odió a mi madre al menos por un instante,
pues no la encontró abatida cuando debía estarlo;

mi padre, en cambio, no quería mirarme
y los años le han ido dando la razón.



Allan Mills (Guatemala, 1979). Es poeta. Este poema está incluido en su libro Poemas Sensibles (Praxis, 2005). Su más chingón y reciente libro es Síncopes (Limón Partido, 2007).

martes, octubre 16, 2007

Callejón de Manzanares/Luis Téllez-Tejeda

Callejón de Manzanares

...................................Para Alberto Y Luis

No importa , realmente no
el olor de humedad agria,
la repetición intermitente
de una sola melodía en la radiola,
la oscuridad de las láminas,
apenas mitigada por tres focos,
que los perros atosiguen
bajo las mesas lamiendo gargajos,
que las sillas parezcan no soportar
una cerveza más y tiemblen a cada sorbo,
que los ceniceros, copados, arrojen
las bocanadas de escoria que colman el lugar.

No importa.
La soledad
de las escuelas por la noche,
de los barcos en el puerto,
delos parques cuando llueve,
conquistaría este pasaje.

Es dádiva la bandeja plateada,
Salomé,
la carne es carne,
la muerte, muerte;
sobra el artificio
cuando es preciso
ostentar orfandad.

Quién es más
cuando se está entre nadie.
Qué otra gloria
sino el anónimo gemido
sobre un cuerpo arrendado.

No importa la cortina mullida
que esconde a quien quiere mostrarse,
el colchón casi inexistente
que salva del suelo la vertiginosa penetración
tampoco el aroma clórico de las ropas
que jamás terminan por descubrir a quien las lleva.

No importa,
si eyacular bajo los pantalones
sustituye cualquier recuerdo de la ciudad,
si acariciar senos a contra reloj
apaga dudas,
si la cerveza, fría y barata
prolonga las conversaciones.

Cualquier burdel preferiría
luces y terciopelo,
aqui la banqueta anuncia
la pista de baile,
las escaleras de la vecindad
hace las veces de alfombra.

Para qué escenografía entonces,
sólo caricias y miradas,
total, si nadie lo sabe
no es pecado.


Por Luis Téllez-Tejeda (Naucalpan de Juárez, 1983). Poeta y conde de Tlanepantla. Estudió Letras Hispánicas en la UNAM. Ha publicado en diversas revistas y en los libros colectivos Crimen confeso, Espacio en disidencia y Al frío de los cuatro vientos. Sabe un chingo de literatura infantil.

sábado, octubre 06, 2007

Dos poemas/Héctor Hérnandez Montecinos

Yazgo

Chile es el nombre de mi padre
Piensa en él
¿qué ves?
¿me ves a mí?
¿te ves tú?
Piensa en tu lengua que es también mi lengua
muérdela
está llena de horrores ortográficos
está llena de precipicios y cuerpos
sagrados y heridos
anoche te oí decir que hoy seríamos un sueño
así lo oí
así será


Cuando termine la posmodernidad

Mi niño no quiso más estar allí y nos fuimos donde las aguas son reales y utópicas “Conozco ciudades elementales donde yo no tendría ningún nombre” le decía al acariciar su hermoso cabello “He respirado en casas pequeñas y estornudado en grandes ciudades” pero él me preguntó “¿de qué sirve una letra que no suena?” y entendí que toda mi vida había vivido de noche y más aún que todas mis noches estaban llenas de sueños Caminábamos sin decirnos nada pero nuestros corazones derribaban todos los árboles que los hombres habían plantado para creerse en tierra firme hasta que llegamos a una ciudad donde una vez vivió el hombre de agua Estaba llena de impulsos y comerciantes y entre cada casa había tantos pasos como para alejarse dándose la espalda sin volver a mirar jamás el calendario Unas mujeres tejían algodones y lanas de hidrógeno Otras hacían juguetes con oxígeno y nitrógeno La ciudad era hermosa y en medio había un río que arrastraba radios tristes computadores desolados teléfonos deprimidos Ese río tenía un nombre y ese nombre tenía el inicio y el final de una época Esta es la primera vez que el libro y quien lo lee son uno y mismo Arrojados en una soledad que es más grande que todos los habitantes del mundo Una soledad llena de aire muerto que se mete por la nariz como una mano cadavérica con un reloj de arena quebrado por la mitad
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Héctor Hernández Montecinos (Santiago, Chile, 1979). Es poeta y editor. Lic. en Literatura. Doctor en Filosofía mención Teoría del Arte. Ha escrito en poesía No! (2001), Este libro se llama como el que yo una vez escribí (2002), El barro lírico de los mundos interiores más oscuros que la luz (2003) y Coma, el cual se mantiene inédito, y que cierra la serie llamada Las categorías visuales de la gloria trágica. También ha participado en varios libros colectivos y en antologías como Cantares: Nuevas voces de la poesía chilena (LOM, 2004, Raúl Zurita ed.).Algunos de sus textos han sido traducidos al alemán, inglés, catalán y vasco. Ha sido invitado a festivales de poesía en Argentina, Brasil, Chile, México y Perú.