viernes, diciembre 15, 2006

Pequeño poema a Raquel por Rafael Mondragón

Pequeño poema a Raquel.
(26 de Noviembre de 2001)


Hay una palabra de nieve, que tengo en la garganta, atorada
Y yo no me atrevo a decirla;
Soy un pájaro de fuego,
Paseo, arrastrando las plumas, con una palabra en la garganta, sagrada.
Hay que ser valiente para sentirse vivo.
Hay que entender,
Y soportar la maravilla:
La maravilla del sonido,
De la ardilla fugitiva, exiliada en su árbol.
La maravilla de tus pasos en la calle,
Y la que está en el mar profundo
Que se anida en tu mirada.
Hay hombres que gritan en la calle
La lluvia de gente en mi ventana
El cuarto caracol, el ruido, el mar que pasa.
Caminar por el abismo de la acera, con la mirada cayendo, empañada, Oh amor mío.
Mirarse a uno mismo en la ventana, y buscarse una sonrisa.
Los muertos son la única compañía que es para siempre.
Los muertos siempre están con uno, siempre se quedan,
Uno los carga en la espalda, sonríe y sabe que los muertos son gente de confianza
Sonríe uno cuando los escucha hablando bajo en el oído;
Caminando entre las calles, con su paso que es susurro de viento entre las flores;
Asesinados de amor, pero rondando la puerta del deseo; sonríe uno
Sonríe uno cuando los ve pidiendo limosna, en la calle, ofreciendo sus rosas, vendiendo rosas en semáforos y hoteles;
Rosas que les nacen de sus pechos, como ríos
Cuando uno encuentra en la calle a sus muertos uno sonríe y toma sus manos,
Y les besa la frente.
Camino;
Busco motivos para sonreír.
Cierro los ojos,
Y escucho los violines en el cielo.
Todos ellos han besado alguna vez.
Cuando uno besa, uno vence al mundo.
Uno se vence también a uno mismo cuando besa.
El beso es una cercanía tan profunda, tan terrible,
Que vence a la muerte,
Y vence a la vida, también.
Porque vence también a la carne.
Por eso es que a veces los cuerpos se doblan
Uno sobre otro, envolviéndose, luchando contra el frío,
Que corre, cual serpiente celosa entre las pieles.
Por eso
A veces, uno cierra
Sus ojos.
El beso da sentido a las hojas de los árboles.
Una rosa.
Si tú me regalaras una rosa, en la ciudad.
Si tú, a quien yo no conozco,
Dijeras
“Ven, toma esta rosa”
Y el mundo en ese momento
Rugiera,
Como suele hacerlo el mundo.
Oh Amor mío.
La gente va desnuda por la calle, y no lo sabe.
No sabe acerca de sus pieles rumorosas,
Rumorosas; atrapadas, hablando por debajo de la ropa.
La lluvia en la ciudad es más triste.
El sol en la ciudad es como el color del vino.
En la ciudad, los árboles y perros hablan, en lenguas antiguas y olvidadas.
Oh amor mío, caracoles arrastrándose,
Con los ojos empañados por la aurora.
Hay una palabra que tengo, guardada como nieve en la garganta,
Quiero decirte que te amo, Oh amor mío
Pero no quiero que la Muerte se de cuenta.
Como cuando caminamos entre el pasto, y el viento
Es helado terciopelo.
Y nos miramos
Y hay algo sagrado que vibra cuando tú y yo nos miramos
Y
Hay un motivo en esas hojas que caen,
Y hay un
Motivo para esto que siento
Y hay un motivo para
Esto que
Siento.

Por Rafael Mondragón, de 23 años, creo. Actualemnte estudia una maestría en la Facultad de Filosofía y Letras en la UNAM.

7 comentarios:

ecasual dijo...

Gran poema.

Saludos!

Verena Sánchez Doering dijo...

tus versOs sean de alegria o tristeza logran encantar
la poesia es magica
y tus poemas siempre son lindos, te aseguro que en un par de años mas seras muy importante
gracias amigo por tus saludos en Solo sueños, que lindo eres
me enseñaron desde muy niña que alimentarse de amor era lo mejor
al hablar asi no es solo amor de pareja, es amor hacia todos los que lo necesitan
y siempre he hecho eso
una hermosa semana y que estes bien
besitos



besos y sueños

fgiucich dijo...

Y Raquel merecía tanta grandeza? Abrazos.

Anónimo dijo...

Yo creo que no importa tanto si Raquel se merecía el poema o no, más bien pienso que lo bonito del asunto es que del cariño que rafael sintió o siente por la chica ha surgdo un poema que ya no es propiedad de ninguno de los dos, sino de todo aquél que se quiera "apropiar" de él. Una cosa es el proceso de creación poética, y otra muy distinta la recepción poética.
Es un poema muy agradable, como para recitarlo en un cuarto con tu pareja en una tarde de lluvia. Yo le habría suprimido algunos versos innecesarios, pero da lo mismo. El mensaje llega, que es lo que importa.

Saludos.

Aurelio Meza.

Anónimo dijo...

Como dice Aurelio, no importa si Raquel merecía los versos o no, finalmente ni siquiera esos versos les pertenecen ni al autor ni a Raquel, sino al lector. Si el poema puede cautivarnos por su complicada simpleza e amor aparentemente inocente, entonces el poema es poema y funciona por sí mismo.
Rafa Mondragón por otra parte tiene poemas más recientes dondepodemos su habilidad poética con mayor esplendor. Te saludo y como siempre felicito tu labor de divulgación Eduardo, estamos en contacto, un abrazo.

Iván

Omar Bravo dijo...

Hay unos versos en este poema, que de algun modo, nerudiano quizá, aunque no alcanzo a precisarlo, me han parecido realmente hermosos..

Qué bien que tengas una página como ésta.

saludos.

Anónimo dijo...

Que Raquel los merezca que importa! Que nazcan para todos y en cada uno es lo más afortunado, gracias al autor y al blogger...